SAN JUAN, MARIA LIONZA Y LA CORTE DE LOS “DON JUANES”
Liscano hace énfasis en que la fiesta de San Juan fue fijada (como muchas otras) a razón de cristianizar, en este caso, “ritos solares de entrada del verano”, es decir “el día del solsticio estival, o medio verano”, el cual fue relacionado en razón de el que abre el camino a Jesús en el mundo; así como el día de su fiesta el sol ilumina mas que ningún otro, el día asignado a Cristo lo antecede la noche más oscura, la que da paso al nacimiento del Salvador.
Ambas fiestas, de acuerdo a Liscano (quien sigue a Frazer), fueron antiguas festividades a divinidades paganas que fueron catolizadas conscientemente por la iglesia.
Así, la mezcla religiosa de elementos profanos y cristianos llegó a América en hombros de los colonizadores, quienes impondrían su fiesta a negros e indios. No obstante, en estas tierras, a los sortilegios practicados por los españoles se agregarían las prácticas de quienes les servían en las haciendas, así como el cristianismo “arropó” a distintas creencias paganas, los negros traídos del África, ocultaron bajo los ropajes de santos y vírgenes a sus dioses principales. Sin llegar a elaborar una “tabla sincrética” invariable, entre santos católicos y sus correspondencias en divinidades del panteón de cada una de las etnias traídas a América, San Juan en Venezuela integra elementos de la herencia africana: los bailes y el toque del tambor, la relación con la imagen del santo como persona viva, a la que le hablan, bañan y ofrecen licor, convirtiéndola en un fetiche.
Esta fiesta en el país abarca las regiones central, centro-occidental, centro-oriental y de los llanos: localidades en las que fueron traídos los esclavos, y que fue adoptada por los mismos como escape a la tensión del “régimen social de explotación” de los colonos. Recordemos que dicha festividad se encuentra en el inicio del verano, que en el país se trataría de un “medio verano” en el período de lluvias, lo que concuerda con las cosechas, “el trabajo cumplido”. Pasa a ser San Juan el que propicia la fiesta que brindó una pausa a las labores en las plantaciones, por lo que este santo representa en cierta forma un alivio a la cotidianidad y es, de acuerdo a Liscano, un “santo de devoción agrícola”.
Ahora bien, ya expuesto los elementos que hacen comunes al Santo Bautista con la Reina de la naturaleza, es fácil comprender el por que fue adoptado el culto al santo entre sus numerosos espíritus.
Recordemos que el culto a la Diosa es permeado por distintas creencias, y está siempre ligado al catolicismo. No hay que olvidar que los santos católicos forman una corte dentro de las existentes en el panteón, y este santo en particular, como se menciono anteriormente, trajo unos modos de cómo ofrecerle culto que distan de ser oficiales por la iglesia, y que se nutrió a la vez con ritos mágicos de los esclavos, no cabe duda de que al entrar en el panteón marialioncero, su celebración sea de importancia dentro del calendario festivo y por tanto, día de peregrinación a la montaña sagrada.
Es preciso señalar que dentro de las cortes existe la nombrada “corte de los Juanes”, espíritus dueños de un sinnúmero de elementos, dentro de los que destacan Don Juan de las Aguas, Don Juan del dinero, Don Juan de los tesoros, Don Juan del tabaco, Don Juan de los encantos; como reseñara Manara (1995: 171) esta corte “vienen siendo los ángeles”, a los que asignaron el nombre de “Juan” para establecer una confianza con tales entidades.
A propósito, y siguiendo el trabajo de Liscano , el nombre Juan es utilizado generalmente en los países de habla española para designar a cualquier hombre, “don nadie”, así como popularmente “Juan Bimba” representa al pueblo, el nombre genérico “Juan” pasa a ser el nombre de esta diversidad de espíritus que integran la mencionada corte. El día del santo celebra a su vez a estos espíritus o dueños “protectores”.
Fuente: ELOY GABRIEL M. L.
SAN JUAN, MARIA LIONZA Y LA CORTE DE LOS “DON JUANES”
Reviewed by rocio
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5/18/2014
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